En 1993 decide realizar un viaje en solitario a bordo de un Citroën 2CV por el Sahara marroquí con la intención de llegar hasta Mauritania.
Todo iba bien hasta que en un puesto de control cercano a Tan-Tan, los gendarmes le prohíben el paso alegando que si sigue hacia el Sur se internaría en los territorios controlados por el Frente Polisario. En esos años el conflicto por el control en el Sahara Occidental se había recrudecido.
Leray decide burlar el control dando un gran rodeo por el desierto fuera de las pistas controladas. Durante los dos primeros días no tuvo apenas problemas, pero al tercero un gran roca destrozó por completo parte del tren delantero, dejando el 2 CV inservible.
Sin saber muy bien donde se encontraba, pero con la certeza de que nadie iba a poder encontrarlo si permanecía allí, comenzó comprobando la comida y el agua de que disponía. Según sus cálculos apenas durarían 10 días, eso con suerte y racionalizándola desde ese momento. Insuficiente para volver caminando hasta el puesto de control, todo pasaba por reparar el accidentado Citroën.
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