
Esta propuesta de la Comisión Europea se enmarca dentro de un paquete de medidas más amplio, dedicadas todas a la protección de viandantes. Para ello, se ha encargado la realización de un estudio que demuestra que la protección de los usuarios más vulnerables de la carretera podría aumentarse gracias a las distintas medidas de seguridad pasiva y activa.
Así, las medidas de seguridad pasivas serían las encargadas de reducir la gravedad de las lesiones en caso de impacto, mientras que las activas mejorarían las condiciones en que se produce la colisión, como por ejemplo, la reducción de la velocidad en el momento del choque. Según ha informado la CE, la combinación de ambos tipos serviría para alcanzar un nivel de protección un 80% superior al que actualmente ofrecen los vehículos.
Los nuevos automóviles deberán someterse a una serie de pruebas y ensayos referentes a la seguridad, que se dividirán en dos etapas: una primera, que comenzó ya en octubre de 2005 y una segunda fase revisada con las recomendaciones del Comité Europeo. Según la CE, todos los nuevos tipos de vehículos deberán satisfacer las exigencias derivadas de los ensayos y estar equipados con un sistema de asistencia de frenado como muy tarde, nueve meses después de la entrada en vigor del Reglamento.
El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable del área de Industria, Günter Verheugen, ha considerado esencial esta propuesta para favorecer la seguridad para todos los usuarios de las carreteras, pero en especial para los más vulnerables: los peatones y los ciclistas. Verheugen ha destacado además que esta medida se haya adoptado como un Reglamento y no como una Directiva, un matiz que simplificará tanto los procedimientos administrativos de los gobiernos como de la propia CE.
font: Repsolypf