de la lotería y le cambia la
vida sustancialmente, a me-
jor por supuesto.
Lo primero que hace es dejar
el kurrelo, comprar un piso
para cada hijo en Bilbao, y para él y la mujer un chalé en Marbella.

Nada más establecerse en
Marbella, se inscribe en un
club de golf.
Pasa por la mejor tienda
y se compra la mejor equi-
pación (al menos la más cara).
Al día siguiente, se presenta en el club
en actitud desafiante. El brillo de los
palos deslumbraba al personal. Se le
veía a varios kilómetros.
- Alguien tiene lo que hay
que tener para jugar un
partido contra mí ?.
- Joder ! Ya está el bilbai-
nito de los cojones.
Después de mucho hablar, le convencen de que el golf es muy difícil y es mejor que antes reciba algunas clases de algún profesor experto.
- Txomin ! Áquel de chale-
co rosa es el profesor.

Se acerca Txomin al pro-
fesor y le dice:
- Oye, aquellos dicen que
mejor si me das unas clases de ésto.
No te preocupes por el dinero, eh !. Tu me
cobras lo que sea, y si quieres te pago ahora
mismo. Quieres tomar algo ?. Invito yo eh!
El profesor accede y se dirigen al tee de salida,
mientras se forma un grupo muy grande de gente
para ver al de Bilbao.
- Ha jugado Vd. alguna vez a golf, o a mini-golf,
o aunque sea a hockey hierba ... ?
- Qué hostias ! Yo solo a pala, en el frontón.
- Se trata de golpear la bola y dejarla ‘lo más cerca posible’ de
aquella bandera. Me entiende Vd. ?
- Claro que te entiendo ! Ahi va la hostia !
Ni que sería tan difícil éso.
Sin mediar más palabra, el de Bilbao golpea la bola mientras
el profesor no quiere ni mirar y se lleva las manos a la cabeza
Sale la bola del tee como si la hubiera golpeado
un auténtico profesional, tanto con fuerza como
con dirección hacia la bandera.
La bola debía de estar muy cerca del green.
Nadie salía de su asombro.
No daban crédito alo que estaban viendo
Caminando, van hacia el green y cuando están allí
mismo, al profesor se le ponen los ojos como platos
y le dice
al bilbaino:
- Increíble !
No la ha metido
Vd. en el hoyo
de puro milagro.
- Ahivalahostia !.
Pues dime que hay
que meterla !
No me digas ‘lo
más cerca posible’.